Nada como un poco de poder para revelar los verdaderos colores de quienes desesperadamente buscaron nuestros votos.
Los diputados de la actual legislatura nos están demostrando esta máxima con hechos. No solo resistiéndose a tan siquiera recortar sus exageradas prebendas y privilegios, sino haciendo más restrictivo el acceso a la información de carácter público que ellos manejan.
Hace dos días los diputados -de los cuales la mayoría fueron elegidos por primera vez en las elecciones de este año- dieron la misma vieja excusa para justificar su resistencia a recortar sus privilegios: "Que los magistrados supremos y los miembros del gabinete también lo hagan".
Encima de eso, el país se desayunó en la Gaceta Oficial hace dos días que los honorables resolvieron restringir el acceso a diversos documentos públicos, como las modificaciones a los proyectos de ley, las instrucciones que los coordinadores de bancadas dan a sus colegas durante las discusiones, y los expedientes de denuncias y procesos contra magistrados supremos y el Presidente de la República.
Debido a que el país pegó el grito al cielo, a última hora la Junta Directiva de la Asamblea derogó la resolución 55 "para que la prensa y el público no tengan dudas" de la transparencia del legislativo.
Esta vez, no se consumó el daño, pero quedaron reveladas las intenciones de muchos de los padres de la patria.
Todo esto deja por enésima vez mal parada la imagen del Órgano Legislativo, y más que nadie a su Presidente, José Luis Varela, cuyas promesas del 1ro de julio sobre adecentar la Asamblea se las está llevando el viento.