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"Tía Cheme", tiene el secretro para los 100 años

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Sugeiris Mitre
Crítica en Línea

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Compartir con ella unos momentos es contagiarse con la fuerza de su voz y recibir continuamente las gotas de amor que guardan el secreto de un centenar de años llenos de historias.

La experiencia de sus cabellos blancos, la serenidad de su mirada y la calidez de una sonrisa describen de forma perfecta a Chelmira Valverde viuda de Ríos, la conocida "Tía Cheme", una tierna abuela que a sus cien años de edad representa una lección de vida para quienes quieren llegar a la ancianidad con la alegría de haber vivido a plenitud y la esperanza de lograr un encuentro amistoso con Dios.

HACE CIEN AÑOS...

Después de cien años de vida, la señora Chelmira conserva la lucidez de una memoria que aún guarda momentos importantes de su vida, recordando así que su nacimiento se dio un 11 de septiembre de 1901 en el distrito de Pesé, provincia de Herrera y que de siete hermanos sólo sobrevive Clímaco, de 97 años, quien celebra con emoción el cumpleaños de su hermana y espera llegar como ella a esta edad gloriosa.

Con sus párpados humedecidos por el llanto de la emoción, la "Tía Cheme" recibió desde tempranas horas la visita de amigos del pueblo que le llevaron flores como muestras de cariño por este acontecimiento especial, ya que todas las personas del lugar recuerdan con mucha afectividad la actitud siempre servicial y amable de la abuela más querida de Pesé que con una actitud de conciliación y ayuda se gana el corazón de todos los que la conocen.

Desde una temprana edad se caracterizó por su espíritu trabajador y deseos de superación por lo que en sus años mozos se le veía siempre afanada en las labores del hogar y alejada de las fiestas populares ya que se definía como una persona casera que disfrutaba de la tranquilidad y se dedicaba a colaborar en la Iglesia del Pueblo como una vocación al servicio de los demás.

La tía recuerda que se casó a los 19 años edad con el español Joaquín López y con un velo de tristeza en sus ojos comenta que después de cinco años viviendo en la ciudad de Aguadulce su esposo murió siendo este uno de los golpes más grandes que recibió, por lo que desconsolada regresó a su pueblo natal donde se dedicó a trabajar y a ayudar a las personas del lugar hasta que a sus cincuenta años se volvió a casar.

EL TRABAJO... UNA VIRTUD

Esta abuela tan especial es reconocida en el pueblo por su don de trabajo y consejo destacando que desde su época de juventud se dedicó a la venta de dulces, refrescos y los famosos "raspao´s" en su refresquería "El Polo Norte".

Trabajó en el correo del lugar entregando y enviando correspondencia y por sus virtudes de honradez ejerció muchos años como tesorera municipal aunque nunca dejó de realizar sus actividades alternas en "El Polo Norte" y todavía a sus cien años guarda ese espíritu luchador ya que según cuenta su sobrina Eigna Valverde, Cheme realiza con disposición tareas pequeñas pero significativas como arreglar su cama, bañarse, vestirse y peinarse con sus dos trenzas ya que con la fortaleza de sus palabras la abuela Cheme piensa que el trabajo enaltece al ser humano.

 

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