Los países latinoamericanos evalúan hasta qué punto involucrarse en una guerra antiterrorista junto a Estados Unidos, en vísperas de una reunión del Consejo Permanente de la OEA en Washington y de una cumbre centroamericana en Tegucigalpa, especialmente convocadas para analizar la situación.
Ambos cónclaves se realizarán el miércoles próximo, pero ante un conflicto que parece imparable, Perú propuso ayer convocar a una reunión urgente de cancilleres de la OEA, con el fin de "adoptar decisiones y acciones inmediatas" que permitan castigar a los autores de los atentados del martes pasado en Washington y Nueva York.
La cuestión divide aguas: mientras Argentina y Paraguay evocaron la posibilidad de un apoyo militar, éste fue descartado por Brasil y otros países como Cuba (que no es miembros de la OEA), Uruguay y Costa Rica- pusieron de relieve los riesgos de una escalada bélica.
"Somos aliados en la lucha contra el terrorismo, creo que hay que globalizar la lucha contra este flagelo", proclamó el ministro venezolano de Defensa, José Vicente Rangel, en declaraciones publicadas este domingo por la prensa.
Pero cuando le preguntaron si el apoyo venezolano se extiende a la respuesta militar que pueda tomar Estados Unidos, Rangel dijo que se analizará cada situación concreta "como lo harán todos los países del mundo, porque no son cartas en blanco que se firman".
Colombia, que es miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, se dijo dispuesta a votar en esa instancia una resolución a favor del uso de la fuerza contra Afganistán, si se comprueba que Osama Bin Laden es responsable de los atentados contra Estados Unidos.
"En este momento el terrorismo afecta la paz y el orden mundial.En el caso de Afganistán, donde operan campos de entrenamiento para terroristas, habría que actuar para neutralizarlos", dijo el embajador colombiano ante la ONU, Alfonso Valdivieso, a un diario bogotano. |