Pareciera que el fin del mundo viejo sí llegó y se vive una nueva era: la de la grosería y la ausencia de modales. Hay quienes no conocen la palabra decencia o respeto y actúan como si fueran los únicos a quien se le debe rendir pleitesía. Llegan a un lugar y no saludan; interrumpen las conversaciones sin pedir permiso; pasan al lado de los demás y hasta los tropiezan sin el más mínimo reparo. Se les habla o consulta algo y ni siquiera levantan la mirada para siquiera simular que presta atención y con un murmullo ininteligible responden cualquier pregunta.
También exigen los favores y vociferan palabras obscenas cuando sus requerimientos inmediatos no son atendidos a su satisfacción. Lo peor es que cuando se les intenta hacer ver sus equivocaciones, se ponen energúmenos.
La grosería y malos modales no son un momento pasajero en esas personas: es su estilo de vida.Así se levantan, así se acuestan y así andan por la vida. Y son libres de hacerlo, pero también deberían tener un momento de 'neutralidad' y considerar que los demás no son parte de su 'círculo' de estado bárbaro. En la medida en que se desvalora a los demás, en esa misma mesura se denigra lo propio. Empiece por respetarse usted mismo. |