CUARTILLAS
¿Profecía?
 
Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador
Todo comenzó cuando el gobierno arnulfista trató de hacer una Constituyente, que le quitaría poderes a la actual Asamblea. Aunque dijeron que sería "paralela", y por consiguiente no afectaría a los actuales honorables, ellos tuvieron miedo de perder sus privilegios y canonjías. El triunfo del arnulfismo al controlar la Asamblea por sólo un voto, no era contundente. El nuevo gobierno envió leyes cambiando lo hecho por el Toro. Querían echarle mano a los mil trescientos millones del Fondo Fiduciario, eliminar la Sala Quinta, subir los aranceles (lo que no gustó a los millonarios importadores), investigar las visas a los chinos, manejar la carrera administrativa y otras cositas más. Personas muy hábiles les calentaron las orejas a los legisladores, diciéndoles que la Constituyente era para tumbarlos. Prueba de esto era la eliminación del uso de las partidas circuitales por parte de la Asamblea, que significaban muchos millones en manos de los honorables. Lo primero que ocurrió fue que no aprobaron las leyes que envió el gobierno de Mireya. Hubo "volteretas" de incluso honorables del gobierno, que alegaron que "hablaban en nombre del pueblo" que los eligió. Los "cabezas calientes" que estaban cerca de la Presidenta, le aconsejaron la Constituyente para "poner en cintura a la Asamblea". Esto fue la gota que derramó el vaso de agua... se formó la corredera, y comenzó el plan para tumbar a doña Mireya del poder. Por supuesto que los PRDs abanicaban los descontentos, ya que son expertos en manifestaciones violentas, manipulación de la opinión, y en fin, de agitar los ánimos. Manifestaciones en pro y contra de la Constituyente se daban en todo el país. Hubo enfrentamientos de civiles: por un lado los "boinas negras" del arnulfismo, que fueron resucitados a último momento; por el otro, los Batallones de la Dignidad que se habían mantenido activos en la clandestinidad. La violencia social paralizó el desarrollo económico del país. Eso no gustó a los millonarios, ya sea del gobierno o de la oposición. Recuerde que el dinero no tiene partido político ni filosofía. Por eso las llamadas "fuerzas vivas" del país pidieron un cambio en el gobierno. El problema era que había que hacerlo legalmente, para poder seguir disfrutando de los préstamos de organismos internacionales. Ante esto, la Asamblea se declaró en sesión permanente por la grave situación. Se juzgó a la Presidenta y se le acusó de "haber violado la Constitución" que ella juró respaldar cuando tomó posesión en el estadio". En la TV se pasaban cuñas de la mandataria jurando respetar la Constitución, que ahora quería cambiar para su beneficio. La Policía se mantuvo imparcialmente y por eso no pudo frenar las protestas. Se logró con facilidad las dos terceras partes de los votos y otros más, para quitarle la presidencia a doña Mireya. Antes se había llegado a un acuerdo con los vicepresidentes, para que aceptaran encargarse del poder constitucionalmente. Los vices aceptaron para evitar que Panamá cayera en el caos, y se diera otra invasión para poner orden, y en fin, que perdieran el poder que ganaron el dos de mayo pasado. Hubo un "acuerdo nacional", donde se retiraban todas las acciones negativas de la Presidenta. Gustoso el PRD había logrado neutralizar al nuevo gobierno popular del arnulfismo, que cayó víctima de errores por falta de experiencia política y mal asesoramiento de algunos extremistas. La Doña se fue a Sevilla con pensión, porque había sido Presidenta, aunque sólo duró cuatro meses. Se dijo que fue mucho más que el Dr. Arnulfo Arias en el sesenta y ocho. La calma volvió a Panamá. Nota: Esto parece un cuento, pero por allí andan algunos políticos señalando la posibilidad de que ocurra. Ojalá que como las profecías de Nostradamus, no suceda en este siglo.
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