Algunos incidentes aislados empañaron ayer en Santiago una pacífica marcha en la que unas diez mil personas, convocadas por familiares de víctimas y organizaciones sociales, conmemoraron el 37 aniversario del golpe militar de 1973.
Al término de la manifestación, en el Cementerio General, cuando los organizadores habían invitado a los asistentes para que regresaran a sus hogares, varias decenas de encapuchados arremetieron con piedras y bombas de humo contra vehículos de la prensa, periodistas camarógrafos y fotógrafos que cubrían la manifestación.
Varios de los afectados sufrieron la destrucción de sus equipos antes de que la policía dispersara a los vándalos con chorros de agua y gases.
Hubo también daños en señales de tránsito y otros bienes públicos. Los encapuchados quemaron además una bandera chilena.