El hogar de la piedra de jabón o belmont, sin lugar a dudas, es el pintoresco pueblo de Membrillo en el corregimiento de Pajonal en el norte de Penonomé. Allí, los artesanos nacen con el don de tallar la piedra sin tener modelos establecidos.
Confeccionan artesanías de todos los tamaños con la piedra de jabón como ellos la han llamado por ser una piedra fácil de tallar y con la que pueden crear bellezas, réplicas de animales como de flores y otros aspectos de la vida y de la naturaleza.
Roberto Martínez es un campesino que siempre ha vivido en el sector; él asegura que desde niño aprendió esta técnica y le ha sido de mucho beneficio porque ya puede confeccionar hasta un caballo gigante y también piezas en miniatura que son las que más compran los turistas.
Estas piezas de piedra de jabón son talladas rústicamente con cuchillos o equipo que utilizan los campesinos, otros, ya un poco más modernos, las tallan finamente y hasta les ponen barniz para que sean más llamativas y puedan gustar a los turistas.
Estas bellezas de artesanías de piedra de jabón se exhiben en el ámbito mundial, pues cuenta el campesino que participan en ferias nacionales e internaciones y esto es lo que ayuda a que ellos puedan vender sus artesanías a precios bajos y muy buenos también porque una artesanía puede costar de un dólar hasta 100 dólares, depende del tamaño y del modelo.
"A veces nos piden las ruinas de Panamá la Vieja en grande, recordatorios, animales y hasta paisajes naturales, simplemente miramos una foto o imaginamos un loro, un perro o un caballo y lo hacemos, esto incrementa nuestros ingresos", dijo el señor Martínez. Todos los años participan en la Feria de la Naranja en Churuquita Grande, allí exponen sus artesanías para la venta.