Mientras la Asamblea Nacional se prepara para aprobar los polémicos proyectos de reforma del aparato de seguridad del Estado, y la creación de un servicio de inteligencia, en Guatemala se ha desatado un escándalo mayúsculo en torno al funcionamiento del aparato de espionaje del gobierno.
En estos momentos, dos ex altos funcionarios guatemaltecos, entre ellos el destituido jefe de seguridad presidencial, han sido declarados prófugos de la justicia, por su presunta participación en el espionaje al presidente de Álvaro Colom y su esposa, Sandra Torres, descubierto el pasado jueves.
Se descubrió que al menos siete dispositivos de espionaje para monitorear las conversaciones de Colom habían sido colocadas en la Casa Presidencial, su oficina privada y su residencia.
La oposición política en Panamá ve esto como un ejemplo de los extremos a los que podría llegar el PRD si perdiera las elecciones de 2009. El establecimiento de toda una maquinaria de espionaje con equipo y funcionarios nombrados por el actual gobierno, causan temor en los miembros de los partidos adversos al PRD.
Pero, tomando en cuenta el historial de golpes de estado y revueltas de las fuerzas de seguridad en el país en distintas ocasiones durante el siglo pasado, no le vendría mal al propio PRD mirarse en este espejo.
Sobre todo tomando en cuenta lo súbito de la aparición de estos proyectos, y la celeridad con la que los han hecho avanzar.
Los temores sobre volver a cometer los mismos errores del siglo XX, se elevan sobre el Panamá del siglo XXI.