A muchas personas le "pican" los pies para bailar. Eso se pasa, pues el cuerpo necesita liberar energía, pero de que esa picazón sea la causa de no parar el pie en casa, no se justifica.
Muchos jóvenes, a penas sale el sol, se desaparecen de sus hogares. No arreglan sus camas y, si les alcanza el tiempo, se asean.
Algo similar ocurre con un grupo de personas que pasan los 60 años de edad, esos ciudadanos que han pasado a formar parte de la gran cantidad de panameños jubilados que gozan de un merecido descanso de la rutina laboral.
No son todos, pero se conocen que algunos de estos ciudadanos se pierden casi todo el día de sus hogares. No les da por limpiar la casa o ayudar a sus esposas en los quehaceres del hogar, simplemente se van sin decir a dónde y vuelven al anochecer. ¿Será que existen los vampiros? Sinceramente estos son inventos, lo que ocurre aquí es que hay muchas personas que no quieren enfrentar los problemas del hogar y salen huyendo para no saber de nada. Esa podría ser una de las respuestas más simples; la segunda opción, podría dar pie a la existencia de un segundo frente que lo o la obliga a salir de casa para verse con su otro amor.
Calentar el seno del hogar da tranquilidad y fortalece los vínculos familiares de los hijos, nietos y demás miembros del equipo de casa.
Si usted es de esos ciudadanos que le gusta abandonar a su amada para irse por ahí, cambie a partir de hoy. Busque la ayuda de Dios, a través de su hijo Jesús. Sólo Él podrá convertirlo en un hombre de hogar, un varón que estará en la pirámide correcta de la vida: Cristo, esposo y su familia. Esta estructura es la ideal para lograr un éxito eterno. Sin Cristo, la cabeza de la familia no existe.
¿Sabe como lograrlo? No se preocupe, usted no necesita más que encerrarse en su habitación y decir: "Señor, soy un pecador. Quiero que gobiernes mi vida y la transformes", Te pido esto en el nombre de tu hijo Jesús, Amén.
