Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Decir, por ejemplo, que este sueño se nos fue y que a lo lejos un niño le pregunta a su padre, ¿por qué lloramos? ¿Por qué nos duele tanto? ¿Por qué la noche es ingrata?
¿Cómo soportamos esta herida, que nos rasga del pecho a la garganta? Hoy sé que tienes Patria herida el alma. También sé que esa noche sin estrellas, con manto azabache, nosotros los de aquella Copa Dorada no fuimos los mismos. ¡Oh! qué triste son los finales, que corto es el amor y que largo es el olvido.
Y es que el sábado ante Costa Rica nuestra selección fue presa de su principal rival, la presión de ser últimos e intentar remontar un hexagonal. El alma entregada en ese partido y el amigo, el mejor amigo de tres letras, apareció muy tarde en esos 90 minutos de silencio eterno.
En la primera parte el gol no cayó y el planteamiento del rival funcionó: aguantar media hora, contragolpear y hacernos un primer tanto que descontroló totalmente al elenco criollo, que apostó sus esperanzas en la colectividad, pero no se encontró.
Una línea de tres defensas, alimentada por tres hombres más, para hacer seis en el fondo fue la barrera que pusieron los ticos, para neutralizar a Panamá. Lo demás es historia. Triste y repetitiva, pero al final del camino hay luz hacia el futuro. El fútbol afortunadamente fue creado para nunca morir.
Hoy nos queda replegar estrategias. Iniciar un camino de trabajo unificado, mancomunado en un objetivo: ese 2010, ese año de mi vida, ese año que ya empieza a latir pasito a pasito, pero todo con responsabilidad, planificación y sobre todo compromiso.
Iniciemos el "Plan Sudáfrica", porque hay el material humano, tenemos dos equipos Sub-20 que han asistido a mundiales, de este grupo de Alemania queda juventud, a esto sumemos los valores que vienen en asenso. No nos rindamos, ir a un mundial no es fácil, no lo ha sido, ni lo será.
Sobre Alemania es una historia que llegó a su fin. Diferente ya nunca será. Pero sobre este final, debemos escribir el inicio de otra etapa, pues mientras exista ilusión mundialista en el corazón del hincha panameño, habrá poesía.
Fueron dos años de trabajo y de sueños. Estamos eliminados, es cierto, pero cómo soñamos con esto. Mi alma sufre con haber perdido, y quiero pensar que de Alemania este fue el último dolor que he vivido y estos los últimos párrafos que sobre eso escribo.
Sé que hay penar, rabia y demás sentimientos encontrados en el corazón de la Marea Escarlata. Y que como dice Neruda nos toca oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Pero hay mañana, la vida no acaba, no es momento de abandonar el barco, ahora es que empieza otro trabajo, más profundo y más íntimo, allí es cuando el País y este deporte más nos necesita.
TODO TIENE SU FINAL
La tristeza no tiene tamaño. Fue como dejar aquella chica de ojos llororos en un terminal aéreo.