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Entre los aspectos necesarios para lograr un buen equilibrio está, desarrollar la capacidad que poseemos de estirar los músculos y las articulaciones.  |
El equilibrio es aquella capacidad que poseen todas los seres humanos para asumir, y sostener, cualquier posición del cuerpo ante la ley de la gravedad. De no ser por el equilibrio, la fuerza de la gravedad nos haría caer, pero nos mantenemos en pie gracias a ese misterio cada vez menos desconocido para nuestra ciencia.
El órgano que se encarga de dar toda la información necesaria a nuestro cerebro sobre la posición que debemos adoptar es el oído. Dentro de los oídos, situados por encima y detrás del hueso denominado caracol, nos encontramos con el órgano receptor del equilibrio. Éste forma parte, al mismo tiempo, de tres conductos semicirculares que realmente son los que se encargan de hacer llegar al cerebro todos aquellos cambios en la postura que vayamos adoptando; o todos los movimientos que se encuentren interrelacionados con el centro de gravedad de nuestro cuerpo.
Cuando nos encontramos con algún problema en nuestro sistema de equilibrio, lo que conocemos como la motricidad, es controlada por medio de la vista. Como consecuencia, se puede llegar a padecer algunas dificultades en aquellos terrenos con características irregulares o en lugares con falta de luminosidad.
Ante esto, los científicos han llegado a la conclusión de que se puede afirmar, en el aspecto deportivo de la vida, la gran importancia que posee el equilibrio de la musculatura, como aspecto fundamental para soportar un buen entrenamiento físico.
La mejor forma de adquirir el equilibrio necesario para afrontar los momentos diarios de la vida es a través de la repetición constante de una postura adecuada junto a lo que hemos ido aprendiendo a través de los años en la educación física que hemos ido realizando.
Entre los aspectos necesarios para lograr un buen equilibrio deberíamos destacar, entre otros, los siguientes: utilizar de una forma correcta la fuerza, desarrollar la capacidad que poseemos de estirar los músculos y las articulaciones y encontrar una buena postura para conseguir el equilibrio justo.
Existen, principalmente, dos formas para tener un equilibrio adecuado. Por un lado, la forma estática que, fundamentalmente, consiste en asumir un estado corporal, siempre estático. Por otro lado, la forma dinámica, en la que se debe mantener, siempre que se pueda, la posición corporal, ya sea en un desplazamiento, en un giro, sobre un pie o sobre los dos. |