Durante una visita a Montreal hace un año, ejecutivos de Hydro Quebec, una empresa de generación eléctrica hidráulica reconocida en Norteamérica, nos facilitaron datos sobrecogedores acerca de los niveles de contaminación procedentes de los Estados Unidos, país vecino a la región de Quebec, en Canadá.
Un mapa muestra todos los centros industriales, fábricas, plantas nucleares, minas de carbón y refinerías que abarca el centro este de la Unión Americana. Un polo de elevadas emanaciones salía de Pittsburg, Indiannápolis, y otras zonas de Ohio. Corrientes de aire procedentes del sur, desde Texas, llevaban el monóxido de carbono hacia otros estados como Wisconsin, Minnesota, entraba al Canadá por los grandes lagos y contaminaba a Ontario y a Quebec.
Lo que vimos es la fuente de contaminación ambiental más grande del mundo. Unas cuantas empresas petroleras y energéticas de Estados Unidos, producen el 24% de las emanaciones peligrosas que aceleran el efecto invernadero sobre el planeta, cambiando el clima. Si un estudio canadiense decía que Estados Unidos contamina a su propio país, entonces muchos no comprendemos el porqué los líderes políticos en Ottawa (capital del Canadá), respaldan el virtual bloqueo de Washington por impedir controles a las emanaciones de gases contaminantes.
Tres países, Estados Unidos, Canadá y Australia, merecieron el repudio mundial por sus posturas en contra de atender el tema de la contaminación ambiental, además de otros problemas como el desarrollo sostenible, la pobreza y la mala distribución de la riqueza en muchos estados del globo. Esto ha sentenciado a muerte las deliberaciones de la Segunda Cumbre de la Tierra, que es un renovado intento de la Humanidad por salvar a nuestro mundo, agobiado por la explotación desmedida, la globalización y las malévolas políticas neoliberales.
Por suerte, no todas las noticias sobre el tema de la reunión de Johannesburgo son malas. Todavía hay muchas naciones que se les interesa el futuro de la Humanidad. Con halago recibimos la buena noticia de que Panamá tuvo una excelente representación durante Conferencia de Desarrollo Sostenible, en donde las naciones buscan revolver los asuntos pertinente a la protección ecológica, los recursos humanos, enfrentar a la pobreza y evitar la contaminación ambiental.
La delegación panameña, encabezada por el ex diputado Carlos Arellano Lenox, un hombre de ciencia que conoce los problemas que aquejan al istmo, logró promocionar en la cita de Johannesburgo, Sudáfrica, que nuestro país fuera considerado para instalar un centro especializado para dedicarse enteramente a la atención de los problemas que enfrenta el desarrollo sostenible. De concretarse esto, Panamá estaría en un alto sitial de discusión y análisis de los temas globales. Ese centro se instalaría en la Ciudad del Saber, en Fort Clayton.
Esperemos que, algún día, las grandes potencias mundiales se decidan enfrentar la realidad de que todos vivimos en un mismo hogar, que es la Tierra, y no en "mundos separados", pos meras cuestiones políticas o económicas. |