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n Saddam Hussein lanzó una frenética campaña diplomática para evitar el ataque de EU.  |
El posible ataque a Irak está levantando ampollas no sólo entre EU y sus aliados, sino también en el seno del Gobierno de George W. Bush. El belicoso discurso del vicepresidente, Dick Cheney, junto con los rumores de dimisión de Colin Powell, ha puesto en evidencia el desorden que reina en la Casa Blanca.
Entretanto, se informó también que Rusia y Pakistán rechazaron cualquier ataque unilateral de EU, sin el aval de los aliados, y de las Naciones Unidas
Según informa 'The Guardian', Dick Cheney fue demasiado lejos con su discurso ante veteranos de guerra estadounidenses, cuyas claves no acordó con el Ejecutivo del país.
El vicepresidente negó la utilidad de enviar una misión de inspectores de armas de la ONU a Irak y abogó por la intervención armada.
ABANDONO DE POWELL
Las revelaciones de la revista 'Time' sobre Colin Powell han echado más leña al fuego. Al parecer el secretario de Estado norteamericano, cada vez más frustrado por la actuación del Gobierno de Bush, dimitirá cuando finalice el actual mandato del presidente, en enero de 2005, aunque éste sea reelegido.
La Casa Blanca ha hecho caso omiso de las recomendaciones de Powell, que aboga por una política exterior multilateral.
En una entrevista en la BBC, Powell afirmaba que, como proponen Reino Unido y la UE, los inspectores de la ONU deberían viajar a Irak como "primer paso" para dilucidar la necesidad de acabar con el régimen de Sadam Husein, afirmaciones que claramente contradicen lo declarado por Cheney.
La presencia de los inspectores de armas está en el centro del debate del Gobierno de Bush, cuyos bandos están encabezados por una parte por Cheney y Donald Rumsfeld, y por la otra, por Powell y relevantes figuras del Partido Republicano.
Por otra parte, la opinión pública estadounidense está cada vez menos convencida de la conveniencia de una intervención militar en Irak.
Una encuesta publicada por la CNN y la revista 'Time' estima que en estos momentos sólo un 51% de los ciudadanos apoya abiertamente el ataque, casi un 20% menos que en diciembre de 2001. Mientras, el número de personas que se oponen aumentó de un 22% a un 40% durante el mismo periodo de tiempo.
Fuentes diplomáticas estadounidenses creen que la Casa Blanca está planteándose un acercamiento al Consejo de Seguridad de la ONU para lanzar un nuevo ultimátum a Irak con objeto de que readmita a los inspectores de armas, postura que viene defendiendo la Unión Europea desde hace tiempo.
RUSIA Y PAKISTÁN RECHAZAN ATAQUE
Rusia ha expresado su temor a que una hipotética intervención militar en Irak "complique" la situación en este país, "mine" el equilibrio en el Golfo Pérsico y en Oriente Próximo.
Los ministros de Exteriores ruso e iraquí se han encontrado en Moscú, en una visita con la que el régimen de Saddam Hussein trata de reunir apoyos internacionales.
"Hemos subrayado en varias ocasiones que una solución militar complicaría no sólo el problema iraquí, sino también la situación en todo Oriente Próximo", ha manifestado Ivanov, que ha recalcado repetidamente su oposición a un ataque estadounidense y ha solicitado una solución política con la participación del Consejo de Seguridad de la ONU.
Tras reunirse con su homónimo iraquí, Naji Sabri, de visita en Moscú, Ivanov dijo que cualquier "decisión militar relativa a Irak no solo complicaría una solución de la cuestión iraquí, sino también alteraría la situación en el Golfo Pérsico y el Oriente Medio".
Por su parte, en Islamabad, Musharraf declaró que "no me gustaría para nada involucrarme, no me gustaría que Pakistán se involucre" en un ataque a Irak.
"Tenemos demasiado en nuestras manos interna y regionalmente, no me gustaría involucrarme en ninguna parte afuera", agregó el gobernante pakistaní.
Musharraf dijo creer que un ataque "ciertamente tendrá un efecto adverso en el mundo islámico y en otras partes".
Según su impresión, "no hay apoyo total" para una ofensiva norteamericana. |