Los principales canales de televisión tienen algunos programas locales, en los que se han contratado como presentadores a jóvenes panameños con muy poco talento y recursos técnicos. Su único mérito resulta en un asunto trivial, pero de mucho interés para la pantalla chica: una cara bonita.
No obstante, los dueños de estos canales y los productores no se preocupan por buscar muchachos y muchachas que, si bien tengan buena apariencia, también ostenten las herramientas culturales mínimas para llevar adelante un programa que requiere de mucha improvisación, dominio de escena, oratoria fluida y genio creador.
Por el contrario, nuestros presentadores dan verdadera pena cuando se les pone al lado de expertos de Sudamérica, México o España. Se nota que allá si se cultiva al recurso humano, mientras en nuestro país se le busca sólo por su cara y su cuerpo, sin que el cerebro y el intelecto sea algo realmente importe.
Ya pasaron los tiempos cuando gente del calibre de Víctor Martínez Blanco, por ejemplo, daban brillo a la pantalla local. Hoy tenemos que aguantarnos a muchachos y muchachas -y muchos no tan jovencitos- que no saben nada de nada, y hablando en público son un verdadero desastre.
Hay algunos muy buenos, pero lastimosamente son los pocos. |