Después de pasar dos noches a la luz de las velas, decenas de miles de surcoreanos empuñaron palas ayer para despejar de lodo y escombros las casas barridas por un tifón devastador, que dejó un saldo de por lo menos 88 muertos y 70 desaparecidos.
El tifón Rusa, el más devastador en 40 años, provocó inundaciones y deslizamientos durante el fin de semana, informó el centro nacional para casos de desastre.
Las autoridades trataban de confirmar informes de familiares y campesinos, de que otras 29 personas fueron arrebatadas por las aguas o enterradas por los deslizamientos.
La prensa local maneja cifras de muertos que van de 132 a 187.
El tifón causó las crecidas y aludes en vastas secciones del país y destruyó parte de vías ferroviarias y carreteras.
Antes de abatirse sobre Corea del Sur, el tifón pasó por Okinawa, Japón, donde el pasado viernes las aguas se llevaron a dos infantes de marina norteamericanos.
Los dos seguían desaparecidos y se cree que han muerto, dijo un funcionario de la Guardia Costera japonesa, Masayoshi Iranima.
El tifón Rusa es el más poderoso que afecta a Corea del Sur desde Sarah, en 1959, que dejó más de 840 muertos o desaparecidos.
En Corea del Norte se informó que el tifón desencadenó "hasta 53 centímetros de lluvia", en partes de las provincias sureñas de Kangwon y Hwanhae, donde dejó veintenas de muertos y destruyó vías ferroviarias y puentes.
"Una gran superficie de tierra de cultivo quedó inundada o fue barrida por las aguas, lo que dificulta esperar allí cosecha alguna", dice un informe de la Agencia Noticiosa Central Norcoreana, captada en Seúl.
Desde 1995, Corea del Norte ha dependido de la ayuda exterior para alimentar a sus 22 millones de habitantes. |