EDITORIAL
Nuevo gobierno: renovación de esperanzas
Hoy, en medio de los rituales protocolares y diplomáticos, con la parafernalia del jolgorio popular, asume el mando presidencial la mandataria electa Mireya Moscoso Rodríguez, quien repite similar evento del pasado arnulfista y recibe la banda presidencial en el nuevo estadio, como lo hiciera el fenecido Doctor Arnulfo Arias Madrid, en el Estadio Nacional, en 1940. La presencia multitudinaria del pueblo electoral en el suceso da el espaldarazo mayoritario y repite el que discernió para el triunfo de los comicios del pasado mayo; define la tónica de acercamiento a las mayorías irredentas y desposeídas que subraya la mensajería política de la instalada Presidenta, cuyo cartabón de lucha electoral está dirigido a los pobres, a los abandonados de la suerte y la fortuna. A partir de hoy, los réclames sociales, las aspiraciones comunitarias, las búsquedas colectivas, deben atender las renovadas autoridades, y las promesas de acción y labor que predicaron durante la campaña para alcanzar el verdadero cambio, implantarse con decisión, serenidad y solvencia, de manera que las acrecidas esperanzas populares se llenen de cumplimientos, y logros los anales panameños. El régimen instalado hoy enfrenta multitud de retos a los que deberá dar respuestas, soluciones y salidas que encaminen el país por senderos de gobernabilidad, democracia, libertad y progreso; para ello, un estrenado equipo humano de calidad y conocimientos, con decisión de trabajo e ímpetus juveniles, acompaña en el desempeño ministerial y entidades autónomas. El fenecido gobierno perredé sufrió severo descalabro a partir del resultado negador de la reelección, y mecánicas parlamentarias, lindando con las ilegalidades, impusieron normativas rechazadas por el soberano pueblo, que ahora deben rectificarse, al igual que hepáticas decisiones, proferidas por el carácter autoritario, impositor y engreído, del anterior cogollito mandador, para así encaminar al país por senderos de verdadera tolerancia, respeto y democracia. Al gobierno arnulfista le corresponde ahora acrecentar estimas, agigantar respaldos y materializar soluciones que mitiguen los rigores del aperturismo insensato, de la globalización aplastadora, defendiendo el sudor campesino, la tarea industrial, la creatividad y la esperanza. De los quehaceres certeros que adelante el nuevo régimen dependerá el reforzamiento del coro respaldador de voceo sincero del agradecido pueblo, y la afirmación del derrotero de justicia y equidad que ha de presidir la vida panameña en la coyuntura del tercer milenio, con el recobro soberano de la geografía y el negocio canalero: el pueblo aguarda, confía y espera.
PUNTO CRITICO |
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