El ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic reanudó su batalla personal contra el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), al que acusó de "distorsionar la Historia" con "mentiras piadosas" y de "ser creado para encubrir los barbaries cometidas contra Yugoslavia".
Tal y como se esperaba, el que fuera líder de los serbios durante trece años (1987-2000) defendió que los "verdaderos culpables del escalonamiento del conflicto en Yugoslavia" son el Vaticano, Estados Unidos y Alemania, que cometieron "un crimen contra la paz, sobre el que la jurisdicción de este Tribunal no tiene competencias".
Milosevic dijo que su país "fue aislado y excluido de la ONU sólo porque no aceptó su propia destrucción".