Cuando vemos las noticias a diario nos preguntamos: ¿es este en realidad el país donde vivimos? ¿Este es el futuro que quiero para mis hijos?
La gran mayoría de los delitos que vemos a diario son cometidos por niños y jóvenes menores de edad que forman parte de pandillas, bandas delictivas o que son utilizados por traficantes de droga al menudeo.
¿Qué podemos hacer para detener esta carcoma que esta destruyendo las bases de la sociedad panameña?
El cambio debe iniciar de forma interna: en la célula de la sociedad, la familia. Esta institución básica se ha quedado en acefalía, sin valores, sin decencia, sin formas de enfrentar sus problemas económicos y totalmente vulnerables al bombardeo de mensajes negativos que deforman las mentes infantiles y juveniles a través de la música violenta, juegos y videos cargados de contenido sexual y de libertinaje.
Pero, ¿podemos pedirle a alguien que cambie, si su comportamiento es solamente el reflejo de lo que ha sido y aprendido?
Debemos primero hacer que proliferen ofertas de actividades que les demuestren a los más jóvenes que se puede ser diferente.
Clubes cívicos, actividades deportivas, scouts, exploradores, conjuntos musicales y motivación empresarial para jóvenes... si logramos crear un nuevo ambiente que rodee a toda la población, entonces los mensajes negativos no encontrarán eco en las mentes maleables del futuro de Panamá.
La decisión de cambiar para mejorar nuestro porvenir debe ser tomada ya, con urgencia y con conciencia, con gobernantes capaces que tengan como principal punto de visión y enfoque el bienestar de todos y no el de su propio bolsillo; con medios de comunicación que muestren al verdadero Panamá, al Panamá que triunfa, y no noticias denigrantes que se han convertido en la vitrina de fama para los delincuentes.
Panamá te necesita, a todos y cada uno, necesita una decisión para que salvemos el futuro de nuestros hijos, ¿tú que decides?