A gritos se está pidiendo más severidad contra los menores que cometen infracciones a la ley. La ciudadanía, los políticos y los familiares que han perdido a seres queridos han coincidido en decir: ¡basta ya!
Por muchos años los menores de edad, que en este país es antes de los 18 años, se han protegido bajo el paraguas de leyes especiales que los protegen de castigos mayores. A estos chicos, actualmente no se les puede tratar como mayores. Eso es lo que dicta la norma, pero -con la gran cantidad de crímenes- el jueguito parece que está llegando a su fin.
El Organo Legislativo está contemplando seriamente introducir en el inicio de la sesión de Septiembre la discusión para aumentar la pena a los menores que cometan crímenes, robos o violaciones.
Los últimos acontecimientos han dejado a todos, más a la propia Policía Nacional, en estado de impotencia por no poder hacer más nada en caso de menores asesinos. Fue cuestionable la liberación de personas que habían sido señaladas como causantes de la muerte de un menor de tres años en Curundú.
El sistema debe estar del lado de las víctimas, no del lado de los victimarios y sobre este renglón deben trabajar los hacedores de las leyes en este país.
Hay que poner un alto porque no se puede permitir que más panameños sean sepultados por culpa de un infractor que sabe bien lo que hace, pero que se escuda en el paraguas de la minoría de edad.
Ojalá este sea el año de las decisiones serias que permitan rectificar y enderezar verdaderamente el sistema de justicia del cual se ríen matones y criminales.
¡Basta ya!, hay que frenar la velocidad de la violencia que se respira en esta atmósfera contaminada de tanto olor a pólvora.