EDITORIAL
Reflexiones sobre el caso Clinton
La declaración videograbada
del mandatario Bill Clinton, desde la Casa Blanca, al jurado que escudriña
el caso de carnalidad con la pasante Mónica Lewinski, acepta haber
mantenido con ella relación sexual oral, que en anterior comparescencia
negó, al impulso de consideraciones de privacidad y familia, lo que
pudiera devenir en un "impeachment" o encausatorio ante el Congreso
de la Nación.
El costoso averiguatorio adelantado por el Fiscal Kenett Star mantuvo
en cuestionamiento la opinión pública durante meses; su desenlace
resulta negado por las consultas al pueblo norteamericano que apoya al Presidente,
tolerando su conducta de infidelidad, o manifestando indiferencia supina
sobre el acontecimiento sexual que contrasta con los logros económicos,
financieros y sociales del mandatario.
Estas realidades norteamericanas, unidas con similares eventos del Presidente
Fujimori y de Carlos Mennen, de Argentina; así como el caso brasilero
del mandatario encontrado en divertimentos escandalosos con jovenzuelas,
permiten reflexionar en torno al tema de los valores, la moral y los liderazgos,
poniendo de manifiesto que las rigurosidades estrictas de la era victoriana,
los permisos tolerantes de los años veinte, las formas amatorias
y de interrelaciones humanas en las décadas del "hippismo"
con su lema "make love, nor War", quedaron atrás, superadas
por maneras de entender el mundo que aleja los tabúes carnales, desconoce
las rigideces amatorias, y proclama la necesidad de una amplísima
privacidad.
Al escuchar en los canales de CBS, en el conocido programa de María
Elena Salazar, las argumentaciones de quien adelanta una cruzada mejicana
dirigida a modificar el Código Civil, para permitir el matrimonio
de homosexuales, y de lesbianas, otorgándoles derechos de adopción
de niños, comunidad de bienes y tratamientos que superen los estadios
de discriminación que alegan soportar los invertidos, reforzamos
nuestras opiniones.
Los liderazgos, la capacidad de dirigir masas humanas hacia fines determinados,
en la forma de dominación carismática hoy se desplazan de
las dirigencias políticas y partidarias, para asentar en arquetipos
deportivos, artísticos, musicales, capaces de llevar al delirio sus
auditorios desorbitados.
La indiferencia, la permisión, la tolerancia, la ausencia de contrabalances
en los comportamientos individuales y sociales hacia los entendimientos
amatorios, pudiera derivar en un futuro de cercanía, en la mecánica
desintegradora de las formas interpersonales que hoy aceptamos, surgiendo
una renovada moral, cuyos valores entrarían en contradicción
con las maneras actuales y cuyas bondades y censuras, hoy ignoramos.
Erogar cuarenta millones para precisasr judicialmente las preferencias
carnales de un mandatario es un dispendio ofensivo; expresión de
desbordamiento social, impropio de las realidades deprimidas, degradadas,
empobrecidas, que soporta el mundo.


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