La abstención ha marcado tradicionalmente las elecciones en este país de 25 millones de habitantes. En el 2000, cuando Chávez fue reelecto, llegó al 43,8% y dos años antes, en su primer triunfo, había sumado el 36,5%.
"¡Hasta las piedras se van a levantar a votar, hasta las piedras!", expresó, eufórica, una señora mientras hacía cola en la ciudad suroccidental de San Cristóbal.
Si la oposición logra la mayoría con al menos 3,7 millones de votos, cifra con la que Chávez fue reelecto en el 2000, el mandatario deberá entregar el poder al vicepresidente, José Vicente Rangel.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) deberá convocar a elecciones 30 días después, en las que Chávez ha dicho que se lanzará al ruedo.
Aunque la apertura de las 12,351 mesas de votación estaba prevista para las seis de la mañana, fue unas tres horas después cuando estuvo abierto el 95% de ellas, lo que inquietó a algunos electores que gritaban alrededor de los centros de sufragio " ¡queremos votar, queremos votar!" "Estoy aquí desde antes de las seis de la mañana. Es un sacrificio por la patria", dijo María Croes, de 80 años, esperando con su bastón en una cola.
Los venezolanos expresaron temores a que se desate la violencia si alguno de los dos bandos no reconoce el resultado.