Para muchos el temor de padecer de algún tipo de enfermedades cardiovasculares es suficiente impedimento para evitar el consumo del huevo.
Según los conocedores, el tema es un mito que surgió en los años 70. Estudios realizados han demostrado que el contenido de colesterol de un huevo de tamaño promedio es de alrededor de 213 mg., gracias a la presencia de lecitina, que es un fosfolípido presente en la yema del huevo, se reduce la absorción de colesterol en el organismo, actuando a nivel de la mucosa intestinal.
Por lo anterior, es un error reducir el consumo de huevo y si usted deja de consumir la yema en la ingesta diaria, con la finalidad de buscar un descenso de los niveles de colesterol total, conlleva a la disminución en el aporte de nutrientes de gran importancia para el desarrollo y mantenimiento de nuestro organismo.
Los temores son muchos, pero al hablar del colesterol algunos desconocen que es esencial en el organismo humano. El colesterol es tan fundamental, que ayuda a la formación de las membranas celulares y participa en la síntesis de hormonas importantes para el organismo, tales como las suprarrenales, estrógenos, andrógenos y progesterona. Además, el colesterol, junto a los ácidos grasos poliinsaturados forman parte de la mielina, que es una membrana que recubre las células del sistema nervioso (neuronas) que permiten la conducción información entre ellas.
Tome en cuenta que el huevo se destaca por su aporte en nutrientes, tales como las proteínas de alto valor biológico, vitaminas A, D, E, B1, B6, B12, biotina, colina, minerales como el calcio, hierro, fósforo, yodo, magnesio, zinc, rico en luteína, zeaxantina y lecitina, por lo que hace de este alimento sea uno de los más completos que brinda nuestra naturaleza.
Además para reducir el riesgo cardiovascular, es mucho más importante limitar la ingesta de grasas totales y saturadas, combatir la obesidad y modificar los estilos de vida característicos de sociedades occidentales, especialmente el sedentarismo.