Más de dos horas de lluvia y fuertes vientos huracanados en Tavidal y Palmilla de Chiguirí Arriba, en el norte de Penonomé, fueron suficientes para dejar a 30 campesinos damnificados, los que salvaron su vida de milagro, pero no pudieron salvar sus casas ni enseres, pues el deslizamiento no dio tiempo.
Felicidad Ortiz no pudo contener el llanto, se quedó sin nada. Ella, junto a otras 30 personas, casi muere sepultada por los deslizamientos de tierra que enterraron su casa, y la dejaron solo con la ropa que tenía puesta.
Eran como las cuatro de la tarde cuando las lluvias se intensificaron en este sector montañoso del norte de Penonomé. Todos se protegían en sus casas porque también había fuertes vientos, pero el señor Juan Medina escuchó un estruendo y al salir a observar, vio cómo la avalancha de lodo venía sobre su vivienda.
Él, junto a su esposa, Felicidad, y sus dos hijos, salió corriendo para no ser sepultado, pero recordó que, en la casa vecina, que también sería sepultada, estaban dos ancianos. Como pudo, Juan salió y dejó a salvo a su familia, y regresó a buscar a los ancianos a quienes sacó casi arrastrados por su edad y porque ya están un poco enfermos.
Felicidad, su esposo y sus dos hijos, al igual que los ancianos y el resto de los damnificados, fueron reubicados en casas de vecinos para que no se expusieran nuevamente al peligro.
En Palmilla, tres viviendas fueron sepultadas; mientras que en Tavidal, dos casas fueron arrastradas por el río que se llevó las ilusiones y esperanzas de Juan Rodríguez y su familia; de Asunción Mendoza y sus siete familiares.
El SINAPROC de Coclé se trasladó al área desde el jueves en horas de la noche para evacuar a los damnificados, y regresó ayer en la mañana para realizar una nueva evaluación a las familias para que no estén cerca de estos cerros porque podría haber otros deslizamientos.
El Ministro de Vivienda, al igual que el de MIDES, Salud y la Gobernación en Coclé, también realizaron una evaluación al área y a las familias damnificadas para darles el apoyo necesario en vivienda, salud y atención frente a la dificultad que enfrentan en estos momentos.
Las cinco familias afectadas necesitan vivienda, ropa, comida, colchones y todo lo que se les pueda donar, pues sólo quedaron con la ropa que tenían puesta.