Era una escena dantesca. En el pasillo del autobús 8RI-7784 de la ruta de "Las Garzas" había cadáveres regados desde los estribos hasta la puerta de emergencia. Los celulares de las víctimas no dejaban de timbrar; nadie podía contestar. El inventario fatal final fue de 26 muertos.
El autobús conducido por Euclides "El Ñato" Vergara salió a las 10: 30 de anteanoche del centro comercial La Doña, cargado de pasajeros -en su mayoría trabajadores-, que adormitados regresaban a sus casas. En la carretera Panamericana avanzaba a toda velocidad el camión volquete con placa 528141, operado por Carlos Iván Huertas, quien en medio de una curva maniobró para rebasar una camioneta Nativa, conducida por Emilio Acevedo, pero el pesado vehículo quedó incrustado en uno de los costados del autobús pintado con propaganda del Súper Extra.
Así llegó la tragedia. Varios cadáveres quedaron incrustados en la carrocería del autobús, pero la mayoría de los cuerpos estaban en los pasillos, casi al lado de los asientos que ocupaban. El área se transformó en una zona de guerra: ambulancias que entraban y salían para trasladar a sobrevivientes; paramédicos que atendían en el pavimento a los heridos; gente que gritaba histérica ante lo sucedido, y familiares que lloraban inconsolables e impotentes ante lo sucedido.
El busero Euclides murió en la colisión y con él sus dos hijos. Carlos Iván Huertas, el conductor del "Borrador", también falleció.
En el accidente murieron Eulalia Rodríguez y su padrastro Sebastián Morales; la primera había aprovechado un aventón en la Nativa; el señor era uno de los pasajeros del bus de Las Garzas.
Eduard Ramos, uno de los sobrevivientes, dijo que se salvó de milagro. Yo estaba en el segundo asiento del autobús, de repente se vio la gran luz del volquete que se nos venía encima. Todo fue tan rápido; los compañeros que murieron, en su mayoría iban dormidos, y no se dieron cuenta de lo sucedido: fue una muerte instantánea.
El mandatario Ricardo Martinelli ordenó desde hoy y hasta el lunes tres días de Reflexión y dispuso que la bandera nacional sea izada a media asta.
Mientras en Las Garzas la alegría ha desaparecido. La tristeza impera en el sector y en algunos puntos, grupos de personas se mantienen en vigilia y con un encendido de velas recuerdan a los amigos que se fueron en el Viaje de la Muerte.
Pie de foto:
Euclides Vergara, el santeño que conducía el autobús.
Carlos Iván Huertas, el chofer del camión.