El desconsuelo era interminable. Las horas pasaban lentas haciendo eterna la agonía producida por la tragedia ocurrida en el sector este, a unos 30 kilómetros de la ciudad capital, cerca a la medianoche del jueves.
Antes de salir el sol de ayer, viernes, los alrededores de la Morgue Judicial, en Ancón, estaban llenos de familiares de las 25 víctimas fatales del accidente en Pacora.
Muchos de los recién llegados tenían en sus rostros esa expresión de esperanza zozobrante de que fuera una falsa alarma, que su ser querido no estaba en ese viaje mortal, que hubiera corrido con mejor suerte y estuviera en una cama de hospital, pero con vida.. los pensamientos de incertidumbre parecían leerse en los ojos, en los ceños fruncidos, en las respiraciones contenidas, en los tragos forzados de saliva.. pero al final, la mayoría se desmadejaba al confirmar la nefasta realidad.
Todas las personas que abordaron el autobús de la ruta La Doña-Las Garzas de Pacora, nunca llegaron a sus casas, donde temían lo peor.
La parte más difícil fue reconocer los cuerpos fríos dentro de la morgue.
Con los corazones partidos por el dolor, se abrazaban unos a otros soltando esos llantos que desgarran el alma. Los sollozos se atoraban en la garganta y retumbaban entre las cercanías de la morgue. Tanto dolor y tristeza no tienen descripción.
Las escenas rememoraban la tragedia del bus 8B-06. La tristeza se había vuelto a levantar al recordar la tragedia que dejó a 18 muertos calcinados en el 2006.
Paramédicos, sacerdotes y un grupo de personas instaladas en el estacionamiento de la Morgue Judicial, bajo carpas programadas para dar una mejor atención a las familias de las víctimas de la tragedia, hacía que el dolor fuese menos intenso durante la espera difícil de los trámites de las defunciones de sus seres queridos, aunque nada mitigaba el dolor que sentían en el pecho y en el alma.
¡Muchos muertos de un solo tiro! Para realizar las necropsias se necesitó el apoyo del director del Instituto de Medicina Legal, José Vicente Pachar, 8 forenses, 6 peritos de criminalística, dos odontólogos forenses y la coordinación del laboratorio de ADN.
LAMENTACIONES
Los recuerdos, las imágenes, las últimas risas, las anécdotas de las últimas horas que pasaron juntos compañeros, esposos, hijos, madres y amigos es lo que queda de aquellos que perecieron antenoche.
El cortejo fúnebre partió hacia las funerarias contratas por el gobierno para la velación de los cuerpos antes de trasladarlos a la última morada bajo tierra.
LLEGABAN CON LA ESPERANZA DE QUE TODO FUERA UNA FALSA ALARMA, PERO LA REALIDAD LES PARTIA EL CORAZON Y EL DOLOR LOS ARROPABA CON FUERZA, CASI ASFIXIANDOLOS. NO VOLVERAN A VER A SUS SERES QUERIDOS.
