Hoy se inauguran los XXVIII Juegos Olímpicos en la mítica ciudad griega de Atenas, la otrora capital de la cultura occidental y la democracia.
Más de 10 mil atletas de 180 países de los cinco continentes se congregarán en múltiples competencias que buscan destacar proezas y hazañas bajo la bandera de coloridos aros y la blanca paz.
Empero, no todo es color de rosas en esta olimpiada. La sombra del terrorismo internacional y las amenazas de la red extremista Al Qaeda de Osama bin Laden son como una espada de Damocles que se cierne sobre Grecia y los demás países de Europa.
Ya antes una olimpiada se baño de sangre: Munich 1972, cuando asesinaron a varios deportistas israelíes en un asalto terrorista palestino.
Por ello, hoy seremos testigos del mayor despliegue de dispositivos policial y militar jamás vistos en unos juegos olímpicos de la Edad Contemporánea.
También hoy una pequeña pero simbólica delegación de cuatro atletas panameños comenzará la búsqueda del sueño dorado de obtener medallas en esta olimpiada.
Por desgracia, la delegación olímpica panameña no lleva más atletas, pero si nueve delegados.
No puede ser que Panamá tenga el dudoso honor de ser la delegación deportiva más pequeña de Centro América, superada por Nicaragua, que lleva cinco atletas.
Panamá no obtiene una medalla olímpica desde que Lloyd La Beach ganó dos de bronce en 100 y 200 metros planos en las competencias de Londres, 1948.
Ojalá nuestros atletas logren la gloria, a pesar de las adversidades y la negligencia de nuestros dirigentes olímpicos, que en nada han ayudado al progreso de las especialidades deportivas.