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  OPINION

HOJAS SUELTAS
Lista

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Critica
Eduardo Soto P.

Heme aquí, en el pasillo del supermercado, cual ratón de laboratorio en un laberinto de pruebas. En mi fuero interno me siento así, utilizado, mirado desde arriba [desde fuera de la jaula] por algún poderoso, por un científico loco que juega conmigo y con mi anémica cuenta de banco. "Voy a subirle el precio a los huevos para verlo cómo pega el brinco (...) para obligarlo a buscar los de menor calidad, porque él no ha entendido que el precio bajo muchas veces significa eso, y se los comerá satisfecho aún sabiendo que algún día lo matarán de cáncer", dirá el chiflado. Echo mano del disimulo para que los otros conejillos de indias no crean que soy yo el desquiciado, y veo el techo, busco detrás de las latas de tuna, atisbo debajo de las naranjas por si acaso ahí está el tipo mirándome, burlón.

Por andar en eso, buscando al loco, nunca me percato de cuánto ha subido todo. ¡Carajo!

Hace quince años [cuando empecé a pagar mi propia comida en el supermercado] pensé haber encontrado una fórmula para evitar que se rieran de mí: una lista con la cantidad y clase exacta de productos que consumiría por quincena. Le comenté a la que sería madre de mis hijos la idea, y le pedí que fuera ella quien la hiciera, dado que ninguna otra persona en casa intenta siquiera manejar los fondos.

Fue inútil, la lista nunca fue confeccionada. ¡Quince años de espera! En los pasillos del súper la estuve mirando de reojo todo el tiempo, esperando que de la cartera sacara alguna vez el papel con la información. Nada. Tal vez lo llevaba en los bolsillos, pensé. Negativo. O metido en el sostén, como hacen la viejitas con la plata: ni rastro.

En ese lapso nació la chiquillería, y las compras se duplicaron horrendamente. ¡Sin una lista era como meterse en la selva sin mapa, sin cuchillo entre los dientes, sin antídoto para venenos de serpiente!

Con frecuencia, sentí que los productos me miraban con chanza desde sus estanterías, acomodados unos junto a otros como en un sambódromo, mientras avanza el payaso [yo] con su carro de fantasías [la carretilla] aproximadamente vacía.

Pero esta semana ¡milagro! la lista fue escrita. No la hemos usado todavía, para saber si después de tanto tiempo la estrategia funciona. Veremos. Mientras, yo me pregunto ¿Por qué la habrá confeccionado después de tanto tiempo? Tal vez entendió que cuando se tiene plata en la mano, es mejor un plan de trabajo, un croquis para el camino, antes de soltar un real.

Ojalá la gente del IDAAN se dé cuenta esto oportunamente, y no tenga el país que esperar como yo.

 

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