Crítica en Línea
Paúl P. Pinzón C.
Ing. Agrónomo-Ambiental-ANCON
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En el mundo entero, la agricultura y ganadería han dependido desde hace muchos años del uso de equipos para la preparación, siembra, cultivo y cosecha, logrando superar año tras año las necesidades y metas de producción.
Adicionalmente, en el sector agropecuario, forestal y hasta paisajístico se utilizan en grandes y variadas cantidades los agroquímicos para mejorar la fertilidad de los suelos, el desarrollo de los cultivos y pastos, además de controlar enfermedades, plagas y malezas.
Sin embargo, la aplicación de estas prácticas tiene sus ventajas, pero también muchas desventajas, que tanto los técnicos como los productores subestiman o no atienden.
En el caso de Panamá son importados en grandes volúmenes tanto los equipos usados en el sector agropecuario y forestal como los agroquímicos
El uso de los plaguicidas (incluidos los matamalezas) es muy generalizado, reemplazando la mano de obra y disminuyendo los costos de los controles de malezas, con resultados que son aparentemente buenos.
Sin embargo, el uso indebido de estos productos causa graves problemas a la salud pública, al ambiente y a la economía de quienes los utilizan. �Cómo así? El deterioro del cuerpo humano, especialmente del trabajador y su familia por esta causa, son incalculables y muchas veces los daños son irreversibles, es decir, que no tienen cura.
Adicionalmente es tan alto el grado de afectación al ambiente por el empleo indebido de plaguicidas que deben pasar muchos años para que un terreno fumigado pueda recuperarse íntegramente.
La situación afecta el bolsillo de quienes se dedican a producir en el campo, por el alto grado de inversión en compras de insumos con el objetivo de mantener la productividad esperada.
Por otro lado, es preocupante que en Panamá aún se vendan y utilicen productos que están prohibidos o restringidos en muchos países, y que se emplean todavía porque aparentan tener mayor efectividad o costos más bajos.
No se justifica una finca que parece estar en excelentes condiciones de productividad, si la salud del productor y su familia, así como la de los consumidores, se han degenerado producto de las malas prácticas en el uso indebido de los agroquímicos.