Tras lo sucedido con el colapso de un puente en Minneapolis y la revelación de que 70 mil puentes en Estados Unidos presentan deficiencias, salta la preocupación sobre las condiciones de ese tipo de estructuras en Panamá.
En Panamá no hay cultura de mantenimiento. No es un mal solamente del sector público, ya que en la empresa privada y hasta en los propios hogares del panameño común, no se le brinda mantenimiento casi a nada. La tónica es esperar que las cosas se dañen, para compra otra o requerir una reparación urgente.
A lo largo del país hay una gran cantidad de puentes que estamos seguros que no son objeto de una inspección periódica. Los presupuestos de las instituciones, salvo la Autoridad del Canal de Panamá, no cuentan con partidas para mantenimiento.
Recordamos que cuando el puente de las Américas estaba bajo control de los norteamericanos existía una cuadrilla destinada para el mantenimiento de esa estructura construida a principios de los años sesenta para unir al interior con la capital.
En muchos casos, el mantenimiento en Panamá se limita a una leve capa de pintura para ocultar daños más profundos. Es como esconder la basura acumulada bajo la alfombra. Así las cosas, cuando sucede alguna desgracia, es que vienen las lamentaciones, los reproches, el echarse la culpa unos a otros, para luego designar una comisión para investigar lo que se pudo haber prevenido, si los funcionarios cumplieran adecuadamente sus responsabilidades.
Nosotros que somos dados a copiar todo, ojalá adoptemos una cultura de mantenimiento que existe en otros países. ¡Así nos podremos ahorrar, muchos dolores de cabeza!