Los efectos de la globalización en el sector agropecuario en los países no industrializados, siguen causando destrozos al modificar y degradar formas de cultivos y productos, mediante la destrucción de especies nativas a las que estábamos acostumbrados los panameños, elevando así el costo de vida de los más pobres.No sé si fue el MIDA o algún negociante de aquellos que les gusta hacer pingües ganancias importando cualquier baratija al país, sin medir las consecuencias para la producción nacional, quien introdujo desde Costa Rica la especie de ñame tan mal bautizada con el nombre de Diamante.
En pocos años, este tubérculo, insípido y duro, al que hay que darle varias sancochadas para poder ablandarlo, desplazó al gustoso, rápido de cocimiento y fácil de desmoronar, ñame baboso, dejando a la cocina panameña huérfana del inseparable compañero del sancocho de gallina y la sopa de carne. Para lograr su infamia los conspiradores contra el sector agropecuario local se valieron de los precios, dejando de lado la calidad, de manera que nos colaron "borriguero por iguana". Solamente a los burócratas del IMA y algunos restaurantes que venden bazofia a los consumidores, les he escuchado hablar bien de semejante aberración genética. |