La droga consumida en Panamá se llama alcohol. Es la responsable de la destrucción de miles de hogares, y de la violencia intrafamiliar. Aunque los efectos del consumo de este poderoso veneno son enormes, muy pocos en Panamá se dedican a hacer campaña para evitar que siga haciendo estragos.
Una vez alcohólico, siempre alcohólico: este es el concepto que hay que manejar, y que requiere atención de todas esas personas que son víctimas de esta situación. El alcoholismo es una enfermedad social que está acabando con la población panameña, y es urgente que se tome acción para enfrentar el asunto.
Al margen que los dueños de los grandes negocios que lo producen y venden se han hecho millonarios con la miseria de las familias panameñas, hay que entender que vivimos en una sociedad libre, donde el alcohol es legal y nadie puede evitar que se fabrique. Lo que se puede evitar es que dañe a las familias, y que los panameños y panameñas caigan víctima de su consumo exagerado. |