El famoso museo de la Biodiversidad diseñado por el arquitecto Frank Gehry avanza a paso de tortuga. Desde comienzos del 2000 se hablaba del proyecto. Dos años después el Banco Nacional de Panamá aprobó una línea a la Autoridad de la Región Interoceánica (ARI) por B/.40 millones para financiar la obra de la Fundación Amador.
Hoy, casi dos años más tarde, poco es lo que se observa del museo acuario que se levantará en el área de casi 8,000 metros donde antes quedaba el club de oficiales de Amador.
La ARI cedió algunos lotes de terrenos a la fundación, como fórmula para apoyar financieramente la obra.
La obra debería estar lista para finales del año 2005, pero por los vientos que soplan, sería un milagro que se terminara para esa fecha.
El propio administrador de la ARI, Alfredo Arias reconoció que la burocracia "asfixia" y mantiene "empantanado" una serie de obras. Aunado a esto, la institución que fue creada para asignar el uso y aprovechamiento de las áreas revertidas mantiene una pugna con un grupo de inversionistas que se resisten a pagar las cuentas que ésta exige.
Alfredo Arias reconoce que el famoso museo de la Biodiversidad no está muy avanzado físicamente, porque no fue hasta un par de semanas que la Comisión de Presupuesto de la Asamblea Legislativa aprobó la inclusión de un traslado de partida para poder dar inicio a las obras de infraestructuras.
El funcionario dijo además que la burocracia también asfixia tres proyectos en Sherman. Arias reveló que desde hace 18 meses se le pidió autorización a la Autoridad Marítima para una marina en esa antigua instalación militar y todavía no dan respuestas.
Además confesó que la construcción de 1,500 casas en Veracruz a un precio de 8 a 10 mil balboas por residencia, es otro de los proyectos en construcción.
Del total de las áreas revertidas, aún quedan por otorgar en concesión 1,200 hectáreas de terrenos que en algunos casos tienen infraestructura y el Estado deberá invertir en desarrollar las infraestructuras donde no hay.
El administrador de la ARI reveló además que no se ha tenido éxito con las 1,542 hectáreas de terrenos que la ARI puso a disposición del Estado para que contribuyeran con su venta a financiar algunos proyectos de la carretera Panamá-Colón, el saneamiento de la bahía y otros.
El entrevistado destacó que corresponderá al próximo gobierno determinar si deroga la ley que traspasó esos terrenos.
DEBEN B/.8 MILLONES
La ARI también enfrenta un problema con los proyectos desarrollados en Amador, ya que los concesionarios rechazan cobros adicionales en el alquiler, debido a las obras de infraestructuras desarrolladas en el área. Además varios negocios no pagan ni el alquiler normal que se había pactado.
La semana entrante la junta directiva de la ARI analizará porqué, a pesar de otorgar un plazo hasta fin de mes para dicho pago, ningún concesionario se ha acercado y el Estado "no puede estar sujeto a chantajes", añadió.
Ellos no quieren arreglos de pagos, sino imponer sus propias condiciones. Las deudas ascienden a B/.8 millones en Amador.
La ARI invirtió B/.32 millones en luminarias, estacionamientos y la ampliación de la calzada y en los contratos ellos acordaron pagar un canon adicional por la infraestructura.
Alfredo Arias explicó que la ARI paga intereses al Banco Nacional por los préstamos que financiaron esos trabajos y además, tras elevar una consulta a la Procuraduría, se nos dio la razón para esos cobros.
Por su parte, el arquitecto López Piñeiro, quien desarrolló el complejo de Isla Flamenco, dijo que ellos no pueden pagar por algo que no han recibido.
Tenemos una serie de situaciones reales que nos afecta a todos los negocios de Amador que la ARI no ha querido hacerle frente en ningún momento, añadió.
López Piñeiro cuestionó que se les pretenda cobrar por áreas de acceso que están fuera de la finca Amador. Además criticó que se le cobre por el funcionamiento de una planta de tratamiento de aguas negras que no funciona.
A juicio al arquitecto, ningún empresario va a construir en Amador bajo las condiciones actuales, porque es un riesgo muy alto.