Dios es nuestro Padre, tenemos por herencia el cielo, nuestro hermano mayor es Jesucristo y el Espíritu Santo habita en nosotros como su templo.
Tenemos la dicha de ser cristianos, hijos de Dios, miembros de la Iglesia, de la cual dice Santo Domingo, "...que es una, santa, católica y apostólica". ¡Qué alegría compartir que somos cristianos y lo seremos hasta siempre!.
La Iglesia fue fundada por Jesucristo sobre el fundamento de los apóstoles, cuyos sucesores, los obispos, presiden las distintas iglesias particulares.
Ella es peregrina en este continente y está presente y se realiza como comunidad de hermanos bajo la conducción de sus obispos.
La Iglesia peregrina, es por naturaleza, misionera puesto que toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo según el designio de Dios Padre. La evangelización es su razón de ser, para eso fue fundada.
San Pablo dice que todos somos miembros importantes de esa Iglesia, del cuerpo de Cristo, así como en el cuerpo humano la cabeza, ojos, pies, corazón, riñones, estómago, y todos sus otros elementos son esenciales para la existencia. Ustedes y yo somos importantes ante los ojos de Dios.
Qué hermoso esto y qué dicha pertenecer por el bautismo a nuestra Iglesia, la que conoció a Jesucristo hace ya dos mil años. Jesús dice en la Palabra que Él preparará una morada celestial, un lugar cerquita con Dios en el cielo. Si con Él morimos, con Él resucitaremos y viviremos para siempre.
Debemos estar alegres porque tenemos en herencia el cielo, seremos glorificados en Jesucristo. Hermanos, qué hermoso y maravilloso vivir con esa esperanza. ¡Gloria al Señor, Gloria a Su Santo Nombre!.
Que dicha ser hijos de Dios, que Él nos abrace y tenga misericordia de nosotros, nos apriete en su corazón y nos ame profundamente. Desde siempre, Dios nuestro Padre pensó en nosotros, nos quiere y nos querrá siempre.
Es verdaderamente hermoso ser cristiano y participar plenamente de todo aquello que es la vida católica a través del bautismo, la confirmación y la vivencia de los demás sacramentos. Pero, no todo acaba con decirse cristiano. Cristiano es el que ora y actúa.