El asesinato en Londres del antiguo espía Alexander Litvinenko ha derivado en una grave crisis entre el Reino Unido y Rusia, después de que el Gobierno británico anunciara la expulsión de cuatro diplomáticos rusos.
En una respuesta casi inmediata, el Kremlin advirtió de las "graves consecuencias" que se derivarán de la medida adoptada por el Reino Unido ante la negativa de Moscú a extraditar al ex agente secreto Andrei Lugovoi, principal sospechoso del asesinato el pasado 23 de noviembre de Litvinenko, envenenado con polonio 210.
"Dada la importancia de este asunto y el fracaso de Rusia en cooperar para buscar una solución, necesitamos una respuesta apropiada", dijo el ministro británico de Asuntos Exteriores, David Miliband, al hacer el anuncio en el Parlamento.
Lugovoi está acusado de envenenar a Litvinenko con una dosis letal de polonio 210 en un té que le invitó a tomar el 1 de noviembre pasado, día que cayó enfermo de forma repentina.