Saludos amigos y amigas del béisbol, directamente desde Cidade de Rock, donde no hubo música y las guitarras dejaron sin alegría todo a su alrededor.
Panamá, el gran contendor que venció a Cuba y Venezuela, fue una simple caricatura, mal dibujada, ante el gran pitcheo del mexicano Jorge Campillo.
Lució enorme, del tamaño del Cristo Redendor, aquella gran figura de piedra, ubicada en una montaña, aquí en ciudad de Río de Janeiro.
Ayer lo dijimos y no era en broma. Me decía Julio Kenión de la delegación de Panamá, que "estábamos clasificados" y yo le respondí: "No lo estamos, aún, en la pelota cualquier cosa puede pasar" y así fue.
México nos ganó por muchas carreras y la efectividad de carreras limpias de nuestros peloteros se fue a las nubes. México y Venezuela juegan hoy, después del medio día, un partido de vida o muerte. "Mejor diríamos, unos episodios de vida o muerte".
El compromiso esperado por los panameños, arranca en el décimo capítulo y la pizarra 2-2.
Venezuela tiene un plantel de profesionales y sale a defender su orgullo. México tiene un equipo, empezando por su manager, Vinicio Castilla, y saldrá a a resolver su clasificación.
Decía Vinicio Castilla, que Panamá "fue un gran rival y que ganarle por muchas carreras no sería fácil, pero no imposible y se logró".
Panamá no pudo hacer nada ante el dominante pitcheo de Campillo, con una recta buena, pero un cambio de velocidad que parecía romper el plano de su dirección, justo antes de llegar al plato.
México podría clasificarse hoy y en verdad que se lo merece. Vinicio Castilla mostró profesionalismo en todo momento.
De Panamá no podemos decir lo mismo. Alfonso Urquiola, su mentor, dio declaraciones cuando ganó a Cuba y de mal humor. Cuando ganó a Venezuela no se apersonó a la sala de conferencias y cuando México lo blanqueó, no sólo se quedó lejos, sino que tampoco asignó a nadie a la rueda de prensa.
Hoy peligramos la clasificación y se puede deber al manager. Cambió la alineación ganadora y hay quienes dicen.. el que se cambia, lo fusilan. No muy alegre, pero desde el fondo del alma..
¡Viva el béisbol!