El gobierno en pleno contempla trasladarse mañana a Changuinola. Es una acción necesaria para tratar de sanar las heridas surgidas tras los enfrentamientos de hace una semana con saldos de muertos, heridos, detenidos y pérdidas millonarias. El rechazar la presencia de los altos cargos de la actual administración, es una actitud extrema, cuando las circunstancias exigen diálogo.
Ya el mandatario Martinelli y varios de sus ministros han reconocido que hubo fallas y que aprendieron la lección. El costo que hubo que pagar fue alto, sobre todo en cuanto a las víctimas que dejó como saldo el conflicto, razón por la cual se requiere en Changuinola una conversación franca y de respeto entre el gobierno y los bocatoreños.
Debe haber una investigación profunda y objetiva de lo sucedido al calor de los enfrentamientos. Es innegable que hubo excesos de ambos lados y lo registrado en Changuinola debe servirnos de experiencia, para no incurrir nuevamente en esos errores.
Así las cosas hay que propugnar por el diálogo, porque nada positivo produce a Panamá mantener posiciones permanentes de confrontación del gobierno contra las fuerzas sociales del país o la oposición y viceversa. Ojala que la administración Martinelli haya entendido que debe de variar su método y el resto de las fuerzas entiendan también que se debe respetar la institucionalidad, de lo contrario el enfrentamiento permanente sólo nos conducirá al estancamiento permanente.