Debo admitir que el fútbol no es mi deporte favorito, pero me divierte cuando aparecen torneos como la "Copa Mundial" de este deporte, que según dicen apasiona a multitudes. Sin embargo, me atrevo a decir que es un deporte de trampas, en el que todas sus figuras que participan, incluyendo árbitros, jugadores, directivos y demás, tienen su grado de complicidad.
No es justo que un jugador que lleva el balón con posibilidades de provocar peligro a la portería del rival, sea derribado deliberadamente por el jugador contrario ya sea jalándole la camiseta o el pantalón, o que en la disputa del esférico vuele un codazo con intenciones malévolas.
No es justo que en un juego de fútbol, sea cual fuere la magnitud del torneo, hayan jugadores que saltan al terreno de juego para hacer daño. Pudimos observar al jugador holandés Van Bommer cómo se dio gusto haciendo y deshaciendo en la cancha de juego, volando todo tipo de patadas malintencionadas, durante todos los juegos, y los árbitros y sus auxiliares no hicieron nada para sacar a este delincuente vestido de futbolista.
Allí tenemos al jugador Suárez de Uruguay, vestido de "héroe" cuando, deliberadamente en el partido frente a Ghana, metió la mano para impedir que el balón entrara en el marco que de haberse culminado la jugada, hoy, la historia fuera distinta. No es posible que hayan jugadores que golpeen a sus rivales estando en el piso y no sean sancionados. Las zancadillas, los codazos, las jugadas malintencionadas, el juego sucio, nada de "fair play" se observó en el torneo que acaba de finalizar.
La alta dirigencia de la FIFA tiene por obligación introducir reformas a las reglas que rigen el deporte. En una cancha de fútbol existen 22 jugadores, un árbitro central (jefe), y dos auxiliares; en el baloncesto tres árbitros en el terreno de juego con diez jugadores y existen decisiones dudosas muchas veces. En el fútbol, deben prevalecer más árbitros.
Cabe destacar también el escándalo de los arreglos de partidos en la liga italiana de fútbol, y que originó la sanción de los clubes involucrados que fueron bajados a otras divisiones. Ese es el deporte de las grandes multitudes, trampas por todos lados.
La era moderna exige cambios positivos para un deporte que se debe jugar limpio.