Pese a las esperanzas, el camino de
la paz es tortuoso en Colombia
Bogotá
AP
Cuando el presidente
electo Andrés Pastrana eludió esta semana a sus propios guardaespaldas
para cumplir una histórica cita en la selva con el principal jefe
guerrillero colombiano, podría haber puesto en marcha algo superior
a sus fuerzas.
La reunión secreta de Pastrana, realizada el jueves en un lugar
secreto con Manuel Marulanda, dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (FARC), es la primera que se registra entre un presidente electo
o en funciones y un representante rebelde en suelo colombiano.
La osada iniciativa ha reavivado las expectativas de paz entre millones
de colombianos que desean poner fin a la guerra civil de su país,
que se inició hace 34 años y es el conflicto armado más
prolongado del hemisferio.
El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, ofreció
ayer el respaldo de su organización a las gestiones de paz, en tanto
que los Estados Unidos y otros gobiernos occidentales y latinoamericanos
han hecho gestos similares.
Pero pese a las iniciativas y los buenos deseos, los expertos colombianos
consideran que el camino hacia la paz es largo y tortuoso.
"La paz no está a la vuelta de la esquina", dijo el
analista Alfredo Rangel, una autoridad en el tema de las guerrillas colombianas.
Rangel espera que ambas partes intensifiquen sus ataques incluso mientras
hablan de reconciliación.
Pastrana, un ex periodista de la televisión de 44 años,
y Marulanda, un revolucionario de 69 años más conocido por
el apodo de "Tirofijo", accedieron a comenzar las conversaciones
de paz al cabo de 90 días del 7 de agosto, fecha inaugural de Pastrana.
Al acceder a una demanda presentada por los rebeldes hace largo tiempo,
Pastrana prometió facilitar las conversaciones retirando las tropas
del ejército de cinco pueblos que se extienden por una amplia zona
del sur del país.
La noticia del acuerdo en torno a la retirada se divulgó la víspera
del comienzo de conversaciones de paz señaladas para hoy en Maguncia,
Alemania, entre dirigentes cívicos colombianos y representantes del
segundo grupo rebelde del país, el Ejército de Liberación
Nacional (ELN).
Se cree que las reuniones deberán allanar el camino para las negociaciones
directas entre Pastrana y el ELN.
La perspectiva de negociaciones con ambos grupos revivió las esperanzas
de paz que se habían apagado virtualmente durante el gobierno del
presidente saliente Ernesto Samper.


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