Domingo 12 de julio de 1998

 








 

 

EDITORIAL
Sociología del fútbol

La competencia mundial por la Copa del Fútbol tiene la virtud de concitar el interés y las espectativas de los humanos en las latitudes de la Tierra, y asímismo reunir al alero de la afición disímiles caracteres, que alejan diferencias, olvidan rescoldos, y someten las preocupaciones y búsquedas a los resultados triunfales de los goles y los puntos.

La capacidad universal del deporte mencionado es objeto de investigaciones científicas; preocupaciones académicas que encaminan sus averiguaciones al esclarecimiento del fenómeno social más sobresaliente en el vivir contemporáneo.

Para los cientistas de la sociología y la antropología, el humano es mamífero cazador, y su condición genética y fisiológica titula los mecanismos idóneos para la astuta persecución, la captura y el logro, los que manifesta en pulso, pupila, sudor, vista y oído.

Tal condición cazadora del humano al decurrir de los ancestrales tiempos quedó en resago; latente; cuando el ingenio homínide descubrió la agricultura, superando con ella las migraciones cazadoras, lo cual aseguró la vida material, y permitió construir hogares permanentes, que devinieron en ciudades y pueblos.

La civilización construida por el ingenio humano permitió a la naturaleza cazadora expresarse de distinta manera: a través de las competiciones deportivas, donde músculo, ingenio, astucia, voluntad y esfuerzo materializan logros que satisfacen la intimidad del propio ego.

Dentro de los quehaceres deportivos resulta una constante las mecánicas que incluyen objetos que van y vienen, que trasladan, envían y colocan, entre los competidores; y en especial, en el fútbol donde constituyen la expresión de máxima presencia de la naturaleza cazadora humana.

Los desplazamientos, las miradas atentas de las distancias, la apreciación de velocidades, el apoderamiento reñido de la esfera, su traslado sorteando obstáculos y la penetración en la meta contraria permiten que los sistemas sanguíneos y sudoríparos, la visión y el oído, las pulsaciones, los esfuerzos de pulmones y entrañas, cumplan a plenitud sus funciones, ofreciendo, en conjunto el máximo acierto competitivo ajustado a la naturaleza del hombre.

De igual manera, el comportamiento de los espectadores se adecúa a las exigencias del quehacer futbolístico, y los hinchas expresan similares manifestaciones de emoción, pulso, sudoración y logros, cuya consecuencia reune una sólida manifestación social que es objeto de estudio y análisis de entendidos.

Los afanes de articulación deportiva en el campo de juego enhebra una suerte de solidaridad al triunfo realizador compartido, que reforza los equipos y alcanza sublimes respaldos en el seno social; aspectos que se señalan como idóneos, adecuados, a las búsquedas de elevación colectiva y popular.

La sociología del fútbol ofrece enseñanzas que ameritan estudio y desvelos académicos de quienes se afanan en dirigencias y mandos populares.

 

 

 

 


 

AYER GRAFICO
Ismael Laguna, el tigre colonense, falla en su pelea con Ken Buchanan.


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, promuevo riñas escolares en las paradas.


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