El presidente ruso Vladimir Putin quiere introducir un monopolio estatal para las bebidas alcohólicas con el objetivo de combatir el crimen organizado y la destilación ilegal de vodka.
Durante la época de los zares, en la entonces Unión Soviética, la producción de vodka pertenecía al monopolio del Estado.
Sin embargo, tras la caída de la Unión Soviética en 1991 se comercializan otras marcas y las bandas criminales destilan el licor de forma ilegal.