Hay un par de actitudes acompañadas de sus ideas fijas y sentimientos intensos: amor - odio, cuya combinación es explosiva. Las personas que pueden al mismo tiempo "amar" y "odiar" realizan dentro de sí mismas una mezcla peligrosa, que les impide ser plenamente felices en la tierra. "Amo a mi familia, pero odio a los drogadictos". "Amo a los que creen y luchan por la democracia pero odio a los comunistas". "Amo a los que son cristianos, pero odio a los ateos". "Amo a los que tienen una conducta moral buena, pero odio a los homosexuales, a las lesbianas". "Amo a los de mi partido político, pero odio a los contrarios".
Estas actitudes y sentimientos son una combinación nefasta. Porque si su hijo se hace drogadicto, ¿lo odiará? Si su hija se hace comunista, ¿la odiará? Si descubre que su hermano es homosexual, ¿lo odiará? Si su padre pierde la fe, ¿dejará de amarlo? No. dirá usted; sigo odiando a los homosexuales, pero amo a mi hermano. Sigo odiando a los viciosos, a los drogadictos, pero amo a mis hijos. ¿Y por qué estos privilegios? ¿Y por qué esa falta de lógica y de ser consecuente con sus principios? Lo que ha pasado es que usted descubrió la persona, una persona concreta en el grupo de los viciosos: su hijo. Y se dio cuenta de que no puede odiar a su hijo. ¿Y no son personas todos los demás viciosos? Por otra parte usted puede decir: Mi hijo es bueno, pero sus amistades lo llevaron a eso; es una víctima más". ¿Y no puede decirse eso de cualquiera de los otros muchachos que están metidos en esa terrible trampa de la droga? ¿No han sido ellos, acaso, víctimas del ambiente, de las circunstancias terribles de nuestro tiempo? ¿No son también ellos hijos de alguien?
El problema es que etiquetamos a las personas y las dividimos en dos grupos los buenos y los malos. Los honestos y los tramposos, los sanos y los viciosos, los demócratas y los totalitarios, los cristianos y los ateos. ¡Qué fácil es ver la vida así! ¡Qué cómodo es vivir teniendo esas fronteras tan tajantes, amando a unos y odiando a otros! ¿Y si usted hubiera nacido en un barrio muy pobre y desde pequeñito hubiera tenido que robar para vivir? ¿Y si usted tuviera problemas de alcoholismo, porque eso es muchas veces congénito, hereditario y fuera un borracho, un vicioso alcohólico? Y si usted fuera negro o chino o de la clase alta del país, bautista o musulmán, ¿le gustaría estar en el otro lado de la frontera?