El régimen iraní endureció ayer la represión de las protestas con la intervención del cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria para impedir una nueva marcha opositora.
Según testigos, más de dos mil efectivos antidisturbios y milicianos islámicos "Basij" armados con palos y barras de hierro se desplegaron en la céntrica plaza de Haft-e Tir y sus alrededores donde se concentraron cerca de un millar de manifestantes.
Esos mismos testigos explicaron a EFE que las Fuerzas de Seguridad emplearon botes de humos y gases lacrimógenos para dispersar a varios centenares de hombres y mujeres vestidas de negro que gritaban "Alahu Akbar" (Dios es el más grande).
Algunos resultaron detenidos tras ser perseguidos en las calles aledañas, agregaron los testigos.
Como en ocasiones anteriores, la información no ha podido ser corroborada por la prensa internacional, que tiene vetada la cobertura "in situ" de estas marchas.