Un residente de Jacksonville (noreste de Florida) que fue a un hospital a tratarse un dolor de cabeza, aseguró a la Policía que no sabía que tenía una bala alojada en la lengua hasta que los médicos se lo dijeron.
El lunes por la mañana, Wendell Coleman, de 47 años, se levantó con una terrible jaqueca y fue al hospital.
Tenía dificultad al hablar, los labios hinchados y quemaduras en la boca: tenía una bala en la lengua.
La noche antes Coleman discutió con una pareja en un estacionamiento y un hombre le pegó una pistola en la boca y tiró del gatillo. Escuchó una detonación, pero no sintió nada y se fue a dormir.