La invitación hecha al gobierno de Panamá por la Vigésima Cuarta Reunión del Consejo y Cumbre de Jefes de Estado de los países del MERCOSUR, más allá de aceptar que la única alternativa para el desarrollo de un país pequeño, en la integración a la economía mundial, es la posibilidad de participar en un histórico proceso político regional.
MERCOSUR surgió hace 14 años, como un proceso de desgravación arancelaria a favor de todos los productos originarios de los cuatro países (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), que no estuviesen expresamente exceptuados de aquel programa. Hoy están incluidos Chile y Bolivia.
Sin embargo, MERCOSUR, que inició como una zona de libre comercio, desde 1994, se convirtió en una unión aduanera defectuosa e incapaz de evolucionar a un mercado común del sur. El proteccionismo nacionalista, impulsado por productores locales que se sentían amenazados y perjudicados por la competencia extranjera, han obstruido el esfuerzo en lograr en América Latina, una integración que asuma una política comercial libre y de aranceles uniformes.
Un ejemplo relevante de la situación, han sido los conflictos entre Brasil y Argentina, desde 1999, provocados por políticas de ajuste cambiario, entre otros. Y es que las oportunidades de expansión y de diversificación de productos, que significa la apertura al exterior, trae para los sectores, una serie de desafíos, como la agricultura tradicional.
Según algunos economistas argentinos, el problema radicaría en ceder a las presiones de los sectores locales ineficientes, que intentan protegerse de la competencia de sus pares brasileños.
Pero, frente a esta compleja realidad, el presidente argentino Néstor Kirchener ha postulado la alianza entre los dos países, como la herramienta central de la integración y punto de partida del fortalecimiento del MERCOSUR. Una aspiración más política que económica, ya que tiende a ampliar el radio de acción, incorporando a los países del Pacto Andino, Perú y Venezuela.
Se trata de una conciencia comprometida en la necesidad de convertir al final el área, en un verdadero proceso de integración política.