Hace algunos días escuchamos a alguien decir que todo lo que comemos es dañino y al final de cuentas ocasiona cáncer. Casi no esto no sea del todo cierto ni falso.
Los pesticidas utilizados para combatir las plagas en las hortalizas, granos o frutas; los productos hormonales que se utilizan para hacer crecer a los animales o los llamados productos transgénicos son considerados una amenaza potencial para la salud.
PESTICIDAS
Desde hace tiempo se ha llamado la atención sobre el uso indiscriminado del uso de productos químicos para controlar las odiosas y destructivas plagas. Aunque son un mal necesario, no menos cierto es que el principal daño que hacen es que algunos son altamente tóxicos.
Es lógico, que por mucho que se lave un producto alimenticio, especialmente los que se comen crudos como algunos vegetales usados para ensaladas (repollos, lechugas, apio, pimentones etc.), les quedan partículas de fetilizantes y pesticidas.
Y cuando nos lo llevamos a la boca entran a nuestro organismo y se van acumulando en el cuerpo con efectos imprediscibles, pero que a la larga tienen una incidencia negativa en nuestra calidad de vida.
Además los productos residuales contaminan las aguas y los suelos. Desde hace tiempo se ha sugerido el uso de ciertas plantas y algunas especies de animales como insectos y aves como métodos para controlar las plagas dañinas.
ALIMENTOS TRANSGENICOS
Otra de las grandes polémicas que han surgido en los últimos son los alimentos transgénicos. No es ninguna receta especial. Son aquellos productos vegetales y animales que se ha modificado genéticamente para mejorar su “calidad” o tratar algunas deficiencias.
Muchos, especialmente los ambientalistas han puesto el grito al cielo. Aducen que el consumo de estos alimentos implican grandes riesgos para el consumo humano. Aunque quienes defienden estos productos dicen que no son mas peligrosos para la salud que los convencionales.