En esta ocasión, no nos enfocaremos en los técnicos, jugadores o dirigentes. Iremos más allá, hasta donde nos permita nuestra realidad y la historia.
El resultado en contra del primer partido oficial de Panamá, un 1-5 ante al combinado de Argentina, el 23 de julio de 1937, en un torneo en Colombia, fue todo un presagio de una historia cuya constante ha sido las derrotas.
En los países futbolizados es un pecado perder; la camiseta de la selección nacional se ha convertido en el más indudable símbolo de identidad colectiva, reflejo en nuestro país, la llamada "Marea Roja", un fenómeno circunstancial y no cultural, quizás por nuestra influencia anglosajona desde principios del siglo pasado, específicamente, de los Estados Unidos, en donde el baloncesto, el fútbol americano y, sobre todo, el béisbol, ocupan un sitial de mucha importancia.
Mientras que en el Sur, los británicos o "ingleses" introducían el fútbol, los países latinoamericanos y del Caribe, sometidos por la influencia norteamericana aprendían a golpear la pelota con un bate de madera redondeada, y Panamá no era la excepción.
No fue hasta la década del 30 del siglo pasado, cuando iniciamos una relación con el deporte más practicado en el mundo. Una historia joven, si la comparamos con México, donde la pelota de caucho era el sol de una ceremonia sagrada desde unos mil quinientos años Antes de Cristo, o el primer partido internacional jugado en Uruguay, en 1889. Sólo 3 ejemplos que aclaran el porqué es que cuando el fútbol se lleva en la sangre y es parte de sus genes, está prohibido perder.
Impensable sería en Brasil y para no ir tan lejos, Costa Rica o Colombia, caer en cinco partidos consecutivos a nivel de selección. Creíble es para Panamá, que en seis meses del año, sólo hemos sabido perder.
Un total de 26 partidos disputados, 14 con la mayor, 12 en la Sub-20, con sólo 4 victorias, 7 empates y 15 derrotas, de las cuales 5 han sido seguidas, dos por eliminatorias mundialistas ante Trinidad & Tobago y Estados Unidos, y las tres más recientes en el Mundial Juvenil frente a Ucrania, Turquía y China, estos últimos, coincidentalmente señalados, como casi en todo, los primeros en practicar este deporte.
Que la historia cambie para que la constante no sea siempre la misma, dependerá de la forma y el manejo que se le dé a nuestras limitaciones o carencias pasadas, actuales y futuras, porque no podemos seguir viviendo del refrán de que "mal de muchos, consuelo de tontos".
SELECCIÓN: SEIS MESES
Panamá ha jugado 26 partidos, 14 con el equipo mayor, 12 en la Sub-20 con 4 victorias, 7 empates y 15 derrotas, de las cuales cinco han sido seguidas, dos por eliminatorias Alemania 2006 y tres en el Mundial Juvenil de Holanda.