A diferencia de los machos chimpancé, que mantienen a sus hijos con un celo y cuidado increíble, hasta que estos puedan valerse por sí mismos, los Homo Sapiens panameños en un porcentaje muy elevado están sufriendo de una involución catastrófica. Bien lo dijo Sarmiento y de eso hace varios siglos ya, que la educación era lo fundamental para todos los países de América Latina, temiendo para sus adentros, que la pampa se le colmara con salvajes corriendo detrás de un ridículo balón de fútbol.
La extinción de los padres de familia como tal en Panamá, se totalizará muy pronto, por la equivocada formación con que estamos educando a la mayoría de nuestra gente, sumado a los malos gobiernos como este que tenemos actualmente, que han ocasionado que miles de familias en nuestra sociedad sean un verdadera desastre. Si usted se atreve a meterse por los vericuetos de Chilibre adentro, por detrás del barrio El Martillo, por Coibita en Tocumen o, en el mejor de los casos se mete en cualesquiera de los barrios populares de la ingobernada "la patria nueva" observará alarmado y se imaginará sobrecogido, lo que nos está pasando y lo que nos espera si continuamos colocando en el poder a gobiernos como este.
La penosa extinción de los padres de familia nos viene en picada, porque en todos los lugares parecidos a los que estoy remarcando, viven miles de jóvenes que por culpa del Estado son padres arrimados, sobreviviendo pasmados en una ociosidad eterna inventando lo malo, mientras que sus pequeños sobreviven con sus madres solteras en otros centros poblacionales con los mismos condimentos sociales en donde crecieron sus progenitores. La actitud que reina hoy en nuestro pueblo como una pesada neblina, no nos permitirá avanzar porque el Estado se mantiene como un hipopótamo enyesado estorbando en el duro camino de la prosperidad de la patria.