Lleno de necesidades, enfermo, cansado y hasta con la ausencia de unas tan anheladas muletas, se encontraba sentado en un banquillo el señor Domingo Valdés, oriundo de la comunidad de El Rosario en Penonomé, al que la vida le ha dado duras lecciones. Una de ellas la pérdida de su única hija, sin embargo, esto no ha sido limitante y ha decidido criar los cuatro hijos que dejó en la orfandad su única hija, lo que lo hace un padre digno de admirar.
"PAPA Y ABUELO ESPECIAL"
Un papá muy especial, así lo denominan vecinos y amigos, pues a pesar de la dura situación que ha vivido en sus 72 años, nunca ha dicho que no al trabajo y trata de disfrutar al máximo la compañía de su esposa, la señora Isabel, con la que ha compartido 42 años.
"Recuerdo cuando me uní a ella un 9 de agosto de 1964, fue un día muy especial y de mucha felicidad, pues es la mujer más linda de este mundo y a ella le debo todos los momentos de felicidad. Ella ha estado conmigo en las buenas y en malas, y prueba de ello es ahora que tuve el accidente y casi no puedo caminar", comentó muy orgulloso, pero con el rostro un tanto triste porque ahora es difícil en su condición trabajar para mantener a su esposa y cuatro nietos que son como sus hijos.
POCOS RECURSOS
El señor Valdés sólo llegó hasta sexto grado en la escuela de El Rosario, lugar donde nació, sin embargo, la agricultura ha sido el sustento familiar, acompañado de otros trabajitos como el ser matarife de ganado como reses y cerdos, por lo que le pagaban unos escasos cinco balboas, que bien servían para la cena o el desayuno.
SALE ADELANTE
En la agricultura por limpieza de terrenos a machete le pagaban unos cuatro balboas, no era nada fácil bajo el ardiente sol, pero si realmente lo hacía por la necesidad, al trabajo no hay que huirle, y menos cuando tienes una familia por la que debes salir adelante, cuatro nietos: Leticia, Ubaldino, Santos y Kenia, comentó.