Estados Unidos no es la poderosa nación que es por casualidad. Desde el principio, cuando el primer colono puso pie en tierra americana, en las mentes de los gobernantes británicos, y ese campesino que llegó, había un plan. Por supuesto que la idea no era perder la colonia como se perdió, pero sí se tenía la intención de convertirla en fuente de riqueza y poder. Por eso todos llegaron a labrar la tierra y construir una comunidad.
No ocurrió lo mismo con los españoles en América Latina. Acá imperó el saqueo. Desde entonces esa ha sido la norma, el desorden y la autodestrucción.
Sin embargo, Latinoamérica, y muy especialmente Panamá, todavía están a tiempo para detener ese paso suicida. Pero salvarnos de la caída definitiva requerimos un plan. No se puede andar por la vida dando tumbos, improvisando una solución a cada problema, que en la mayoría de los casos fuimos creando nosotros mismos, con acciones alocadas anteriores.
Hace un plan nacional, saber qué país queremos y cuándo debe estar listo. El éxito no llega de la noche a la mañana. Hay que trabajar, y duro. Pero todo empieza con una silla, una mesa de trabajo, papel, lápiz y buena voluntad. Un plan... hace falta un plan. |