Algo anda mal en este país, y muchas cosas huelen a "quema'o", en lo que a nuestra política exterior se refiere. Y lo peor es que ¡estamos jugando con fuego, sentados sobre un barril de pólvora!
Por si algunos de nuestros lectores no lo saben, la palabra "Conflagración" significa, entre otras definiciones: 1) perturbación repentina y violenta de pueblos o naciones; 2) ¡guerra! Y guerra es lo que nuestro país está buscando con eso de '...permitir a Estados Unidos abordar barcos sospechosos de transportar cargamentos ilícitos de armas de destrucción masiva...'. Y no sólo eso, sino que la noticia, que se lee en la página 2 de este diario del 11 de mayo del presente año, da cuenta de un acuerdo anterior - 'Arreglo Complementario Salas-Becker' - acuerdo éste del cual ni siquiera hubo una divulgación pertinente, y oportuna, al respecto. Es más, ese 'Arreglo Salas-Becker', ¿a quién se refiere, al legislador Jacobo Salas, actual presidente de la Asamblea Legislativa?
Estos gringos verdaderamente saben a quiénes, en qué países, puede enredar en las patas de los caballos, siendo la República de Panamá su presa favorita...
Dios nos coja confesados cuando, de la nada, nuestro Canal sea atacado por esos mismos terroristas que el gringo con su arbitrario 'abordaje', no están plantando, - ¡carajo!, sí que somos mogos!- porque si hay algo que esa gente -los gringos- jamás han aceptado, es que los panameños les hemos quitado lo que ellos siempre han considerado su patrimonio, o sea, el Canal de Panamá, las bases militares, y demás beneficios conexos que en otros tiempos disfrutaban a sus 'anchas panchas'. Así que, con aquello de la sospecha y abordaje, 'tamos bien mal parados, y expuestos, ahora sí, a cualquier ataque terrorista... Señor, apiádate de nosotros. ¡Au Revoir!